admin
Estoy en un combate interno, una lucha feroz contra mí mismo, con nadie más. Sale la tristeza, me peleo conmigo y siento ira, luego me da miedo y sale la claridad por momentos. Pero creo tiene su ser…
Siento la tristeza, esa compañera melancólica que nos hace humanos. Pero no la rechazo, la abrazo como a un viejo amigo, sabiendo que su visita es necesaria para apreciar la alegría. A menudo me encuentro enredado en este torbellino emocional que me consume desde adentro.
La tristeza se transforma en ira, como un fuego que quema en lo más profundo de mi ser. Dejo que esa llama arda, comprendiendo que la rabia es el grito desesperado por sacar lo podrido de mi alma. Pero no temo al fuego, sé que solo así se purifican los sentimientos y traen claridad.
El miedo aparece como una sombra acechante en esta telaraña de emociones. Susurros de ansiedades me rodean, pero decido enfrentarlos con valentía. Descubro que en la oscuridad del miedo también se ocultan oportunidades para crecer, en este ciclo sin fin.
En medio de este torbellino emocional, hallo la claridad. Comprendo que todas estas emociones, por más tumultuosas que sean, son facetas de mi humanidad. Aceptarlas y permitirme hallar la paz interior que busco, en este ciclo también de autodescubrimientos.
La tristeza, la ira, el miedo y a su vez la claridad, son señales en el camino. Al abrazarlas con amor y sabiduría, para encontar la salida, no como una huida, sino como un reencuentro con mi esencia. Ya lo dijo Facundo Cabral “en cada emoción reside una lección, y en cada lección, la posibilidad de encontrar la plenitud en medio de la oscuridad. Y así, a pesar de la lucha interna, sigo adelante, porque sé que tengo vida y aún respiro.
✍️ AbGee
